Esta tarde vuelven a casa los niños saharauis que han estado en Madrid. Los de otros puntos de España también están volviendo en los últimos días. Han estado aquí 2 meses enteros para salir de la pobreza de los campamentos de Tindouf, para pasar las vacaciones en paz y tener los cuidados médicos y la alimentación que necesitan.
Estos niños son increibles. Con 7 años vienen por primera vez a un país extranjero (tan tan diferente de los campamentos), sin conocer las personas con las que viven los 2 meses siguientes, sin conocer el idioma, sin su familia… Si a mí me hubieran hecho eso con esa edad, creo que no lo hubiera aguantado. Las 2 primeras semanas son duras, los niños suelen echar de menos a sus familias, pueden llorar, no «aguantan» dentro de una casa o un piso… pero todo eso pasa y las familias se adaptan a los niños y los niños a las familias. A partir de ahí es una experiencia única que recomiendo a todo el que pueda. Esos niños son capaces de devolvernos mucho más cariño del que somos capaces de darles. También nos dan lecciones de solidaridad, generosidad, adaptación…
Mucha gente cree que esto es malo porque los niños ven lo bien que se vive aquí y lo comparan con lo mal que se vive allí. El objetivo de todo esto es que durante 2 meses escapen del calor de la hammada, se diviertan, aprendan el idioma, se alimenten correctamente y tengan un chequeo médico completo. Esto compensa con creces lo otro. Además, los niños, aunque se van con pena por dejar a sus familias españolas, se van alegres porque saben que su familia, sus amigos y su sitio está en los campamentos de Tindouf.
Otra gente no quiere traerlos porque no dispone de 2 meses de vacaciones (como la mayoría de españoles). Sin embargo, para estos niños se organizan campamentos de día, excursiones y actividades para estos casos en los que los «padres» españoles no puedan estar con ellos todo el día.Es una experiencia que recomiendo a todo el mundo.
Ya queda menos para que vengáis el año próximo. Nos vemos en abril en Ausserd.