La política diabólica: El Majzén
Esta política diabólica se basa en la manipulación, en la mentira y si, fuese necesario, en cualquier actuación delictiva o inmoral, sin que el lector deba realizar ninguna restricción mental en su imaginación: todo lo malo es posible. Y lo que en el interior de Marruecos se padece, se proyecta, con recrudecimiento, sobre el Sahara invadido y sobre el pueblo saharaui allá donde llegue el rabo o los cuernos del Majzen que, por otra parte, también, ha hecho sufrir a la propia España el incumplimiento de acuerdos, la burla constante, pero sarna con gusto…
Por lo expuesto, queda claro que negociar con los hijos del padre de la mentira, es complicado: las promesas se pueden incumplir, los acuerdos obstaculizar,… La palabra en el Majzen no tiene otro valor que ser un arma más, que, utilizada como veneno, se inocula hasta en los amigos del Sahara. La palabra utilizada para acusar, calumniar y dividir es un arma poderosa. En este sentido, el proceso ha sido sencillo, y conseguir que, en el resto del mundo, se escriba y se hable según los términos queridos por el Majzen es uno de sus éxitos más notables, pues tras la palabra hay un pensamiento. Examinemos unos pocos ejemplos:
1.- Delito – Derecho: Lo que se inició como un delito internacional con la invasión del Sahara, que fue condenado pero no penalizado como debía haber sido, queda subsanado por un llamamiento a un acuerdo de las partes ya equiparadas, Marruecos y Frente Polisario. Esta nueva situación implica que hay derechos en conflicto, luego hay un derecho para Marruecos. Es el mismo proceso seguido, por ejemplo, en el aborto: delito – despenalización – derecho. Sin embargo, que sea una parte en el conflicto no significa que no sea el culpable del mismo. En justicia, el llamamiento debería ser hecho al Sultanato marroquí para que cumpla con el Derecho Internacional pues es él el que realiza una flagrante ilegalidad. Es como si en España, lo que se hace desgraciadamente, se pusiera a un mismo nivel a los terroristas y a sus víctimas y se realizara un llamamiento a ambas partes, para dialogar, sin mayor matiz.
2.- Represión – Terrorismo. Trasladar la atención de los observadores y de la opinión pública internacional sobre una represión cruenta demostrada, causada por el Majzen contra los DDHH de los saharauis, a la acusación fantasma al inocente con la calumnia (recordar significado de diablo): peligrosos para la seguridad nacional, implicados en terrorismo internacional, sin necesidad de onus probandi o carga de la prueba.
3.- Independencia – Autonomía. De un referéndum de autodeterminación en el que habría que haber decidido sobre la independencia o no del Sahara con respecto a España, se pasa a un referéndum sobre una hipotética autonomía con respecto a Marruecos. Con el juego de palabras, primero se admite el derecho de un gobierno a invadir una nación extranjera. Se impone una ilegalidad al aparecer Marruecos en la pregunta del referéndum y, segundo, aparece la autonomía como única opción o como opción ganadora, una vez falsificado el censo con la inclusión de decenas de miles de marroquíes. Con esta iniciativa, el Majzen propone: yo te robo todo lo tuyo, luego tú reconoces que es mío y, entonces, con toda generosidad, te ofrezco que lo uses con los beneficios para mí.
En definitiva, con la sobreposición de unas palabras sobre otras o con la variación de su contenido, se pretende conseguir que se generalicen expresiones que den la sensación de que la otra parte, la saharaui, carece de valor objetivo. Así también, la parición repetida de términos descalificadores como la «autoproclamada» o «fantasma» RASD, etc.
Alguien se podrá preguntar, pero ¿puede existir tanta maldad? A los hechos me remito. Un pueblo, niños, mujeres y ancianos, en medio de un desierto 35 años pasando calamidades que parecen no tener fin y el Majzen comiendo con gula lo que pertenece al que contempla con hambre el destino de sus bienes. Miembros de una misma familia separados (diablo «el que divide»), unos en el exilio otros bajo la ocupación. En 35 años, ¿han visto al ladrón dar siquiera las migajas que al suelo caen de su mesa? Ni el fruto de las riquezas robadas, ni una salida al mar para que se busquen la vida hasta la celebración del Referéndum. ¿Quién, si no es por una política diabólica, podría soportar en su conciencia tanto sufrimiento del prójimo a cambio de la vanagloria del que se cree divino siendo diablo?