El Frente Polisario considera roto el alto el fuego y declara el estado de guerra con Marruecos
La organización saharaui sostiene que ha bombardeado cuatro bases militares y dos puestos de vigilancia marroquíes y ha causado bajas. Rabat guarda silencio
El secretario general del Frente Polisario y presidente de la República Árabe Democrática Saharaui (RASD), Bahim Ghali, anunció este sábado la ruptura del alto el fuego firmada con Marruecos en 1991 y decretó el estado de guerra. Desde la otra parte, el Estado marroquí guardó silencio. Mientras el Frente Polisario informaba sobre ataques contra posiciones del “enemigo”, varios medios marroquíes se centraron en los mensajes de apoyo que Rabat ha recibido desde países como Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Kuwait y Jordania.
El Frente Polisario aseguró el sábado por la mañana haber causado víctimas mortales a Marruecos y “considerables pérdidas materiales” en la madrugada del viernes al sábado mediante bombardeos efectuados contra cuatro bases militares (entre ellas, las de Mahbes, Hauza, Auserd) y dos puestos de vigilancia. Al caer la tarde del sábado, la organización saharaui emitió su segundo parte de guerra, en el que informaba de que había continuado con los bombardeos contra las bases militares de Mahbes y Bagari y hostigado al “ocupante” en la zona de Guerguerat,.
Desde El Aaiún, capital administrativa del Sáhara Occidental, Ahmed Tanji, fundador del grupo de periodistas saharauis Equipe Media, indicó en conversación telefónica: “Aquí han puesto más policías y militares por todas partes. El viernes reprimieron una manifestación de saharauis. Y hoy sábado algunos agentes marroquíes han lanzado piedras contra algunas casas de activistas saharauis”.
Los 240 observadores que integran la Misión de Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental (Minurso) no han podido evitar las hostilidades sobre el terreno. La labor de la ONU se ha visto sobrepasada más que nunca en los últimos 29 años, desde la firma del alto el fuego
El ministerio de Exteriores de la RASD emitió el sábado un comunicado en el que indicaba que, tras llevar 29 años a la espera de que se celebre un referéndum de autodeterminación, el pueblo saharaui ha perdido su confianza en las Naciones Unidas y en su misión sobre el terreno. Para la organización saharaui, la misión de la ONU se ha convertido en “custodio” de la explotación por parte de Marruecos de los recursos naturales del Sáhara Occidental, lo que considera un “expolio”.
La comunidad internacional también asiste impotente al desarrollo de los hechos. El ministerio de Exteriores de España, antigua potencia colonial del Sáhara, instó a las partes a través de un comunicado difundido el viernes por la noche a reanudar las negociaciones. Lo mismo hicieron varios representantes de la Unión Europea y de la ONU.
La situación en el Sáhara Occidental vivió el viernes el momento de mayor violenciadesde 1991. Fuerzas del ejército marroquí disolvieron una protesta de civiles saharauis que mantenían cerrada desde el 21 de octubre la carretera que une el Sáhara Occidental con Marruecos. El ejército marroquí señala que en ningún momento tomó contacto con civiles, pero ambas partes reconocen que durante la operación de desalojo intercambiaron disparos, sin que se registrara en principio ningún herido.
Marruecos no reconoce bajas por ahora
Ante el hecho de que Rabat no haya reconocido hasta el momento ninguna baja mortal, una fuente del Frente Polisario alegó: “Marruecos no va a reconocer ni que estamos en guerra ni que han sufrido bajas mortales. Solo lo reconocerán cuando entremos en algunas de sus bases militares. Marruecos nunca reconoció que tuvimos presos a 4.000 de sus soldados durante la guerra que mantuvimos [1976-1991]. Y nunca ha reconocido los derechos los militares suyos que estuvieron presos”.
Respecto a la desproporción que hay entre los dos bandos, la citada fuente añadió: “Somos conscientes. Nunca hemos negado que ellos son mucho más poderosos que nosotros. Pero el muro que ellos construyeron en el desierto juega a nuestro favor. Porque el muro [construido a lo largo de 2.500 kilómetros en el desierto] les obliga a atrincherarse. Y esa posición nos da la ventaja de marcar el ritmo de las ofensivas”.
Mientras el Frente Polisario señala abiertamente que la guerra se ha desatado en el Sáhara Occidental al cabo de 29 años, Rabat no se expresa en los mismos términos. El Estado Mayor de Marruecos indicó en un comunicado el viernes por la tarde que, frente a los disparos recibidos de la parte del Frente Polisario, sus fuerzas decidieron responder y provocaron la huida de los “milicianos”.
“La noche de bodas hui y mi madre me trajo de nuevo”
Los matrimonios con menores crecen en Marruecos a pesar de los límites legales
Sara es el nombre supuesto de una menor que se casó con 13 años en Casablanca. Ahora tiene 18. En realidad, la casaron. La forma de hacerlo es tan sencilla como asumida en Marruecos: mediante el matrimonioorfi, que es como se llama a las uniones efectuadas con la simple lectura de la Fatiha, el primer versículo del Corán. No hizo falta ningún papel escrito, ningún notario ni sello oficial. Su marido convivió con ella una semana en la casa de los padres y después se marchó acombatir a Siria. Desde allí le pidió que vistieraelniqab(velo que cubre la totalidad de la cara de las mujeres excepto por una abertura a la altura de los ojos) y que viajara para unirse con él a través de Turquía.
“La niña no quiso viajar a Siria”, relata Amal el Amine, miembro de la organización Derecho y Justicia. “Pero no tenía ninguna formación, el colegio lo había abandonado y su familia es muy pobre. Su única salida ha sido prostituirse. Nuestra asociación le está pagando un curso de peluquera durante un año”.
El Código de la Familia, impulsado por Mohamed VI y aprobado en 2004, supuso un gran paso en los derechos de las mujeres. Por primera vez se establecía que la edad del matrimonio debía ser a partir de los 18 años. Pero dejaba un resquicio para legalizar ciertos matrimonios de menores por “razones imperiosas” y, previo “análisis médico o investigación social”. La idea inicial es que las menores no perdieran sus derechos como esposas. Pero las excepciones previstas por la ley se convirtieron en la norma.
La feminista Nouzha Skalli, ministra de Desarrollo Social y de la Familia entre 2007 y 2012 por el Partido del Progreso y del Socialismo, explica que el artículo 16 del Código de la familia había previsto la posibilidad de regularizar en un periodo de cinco años los matrimonios informales. “En 2009 el artículo fue prorrogado cinco años y en 2014, otros cinco. Fue utilizado para sortear la ley en cuestiones de poligamia y de matrimonio de menores. Ha permitido a los hombres, a menudo bastante mayores, casarse con mujeres muy jóvenes. Así se han tolerado actos pedófilos disfrazados de matrimonio, cuando en realidad eran violaciones legales. Afortunadamente, desde el pasado febrero ya no ha sido prorrogado”. Lo cual, no significa que desaparezca el problema.
Nouhza Skalli estima que el problema no es solo jurídico, sino social. “El casamiento mediante la Fatiha está muy enraizado en la sociedad. Mucha gente cree que leerla legitima el matrimonio, incluso si no hay papeles. Es muy difícil montar una campaña contra el casamiento mediante la Fatiha porque te pueden acusar de atentar contra la religión”.
Anisa tiene 52 años. La casaron en Fez a los 15 con un hombre de 28. En la sede de Rabat de la asociación Unión de Acción Feminista relata: “La primera noche, cuando él se acercó hacia mí yo salí corriendo, me escapé hacia la casa de mis padres. Pero mi madre y una tía mía me trajeron de nuevo. A mi madre la casaron cuando tenía 10 años. Ella y mi tía se quedaron esperando detrás de la puerta para que yo no huyera. Me pasé una semana llorando todas las noches”.
Situaciones como las que vivió Anisa se siguen repitiendo a diario. El Ministerio de Justicia registró en 2018 un total de 32.104 demandas de casamiento de menores, frente a las 30.312 que recibió en 2006. Entre 2011 y 2018, el 85% de esas demandas fueron autorizadas. Se suele hablar de menores, pero el 99% son chicas adolescentes o niñas. Las estadísticas no cubren, es imposible hacerlo, los que se efectúan mediante la Fatiha, sin constancia de ningún documento.
Fatima el Maghnaoui, directora de Unión de Acción Feminista señala que la expresión “matrimonio de menores” es inapropiada. “Debería decirsematrimonio forzado de menores. Y el gran responsable es el Estado, porque el lugar de una menor ha de ser el colegio. El Estado tiene mucho poder: puede ir a los pueblos, hacer campañas en los medios de comunicación, multar a los padres que casan a sus hijos. Pero no hace nada”.
El fiscal general del reino, Mohamed Abdel Nabaui, alertó el pasado 29 de octubre: “Hay un número creciente de solicitudes de permiso para casarse con menores. Nosotros cuestionamos el tratamiento judicial que se ha concedido a esas demandas”. Y lanzó esta pregunta inquietante: “¿Los diferentes miembros del sistema judicial, incluido la fiscalía, han tratado esas demandas como lo harían con sus hijas o como simples informes judiciales?”. “Estas preguntas se les responderá la conciencia de cada uno”, respondió el propio fiscal.
Fatima fue casada en la ciudad sureña de Zagora a la edad de 15 años con un hombre de 26. Ahora tiene 30 años y tres hijos. “Yo recuerdo que lo que más ilusión me hacía era la fiesta de la boda. La primera semana de casada yo tenía mucho miedo de la relación sexual”. Al cabo de dos años el marido empezó a drogarse, a beber y a golpearla. Ahora, Fátima se ve desarbolada, sin saber cómo escapar de una situación. Conseguir el divorcio no es fácil, vivir de forma independiente, con la carga de tres hijos, tampoco. A falta de una solución por parte del Estado Fátima recurre a la asociación Insat, en la ciudad de Beni Melal.
“En los casamientos de menores hay un hecho que se repite casi siempre: el abandono de los estudios”, explica Mouhsine Saida, miembro de esta organización que atiende a mujeres en dificultad. “La mayoría de las chicas quieren seguir estudiando, pero se ven obligadas a dejar el colegio por muchas circunstancias: la pobreza de la familia, a veces el colegio queda muy lejos del pueblo en que viven, los padres la obligan a dejarlo. Y a menudo estas chicas se ven al cabo de unos años cargadas de hijos y sin encontrar salidas. Al borde del suicidio, muchas de ellas”.
Hanán fue casada con 14 años con un hombre de 28 años. Ahora, ella tiene 35 años y cinco hijos. Se divorció hace cuatro meses y vive en Beni Melal. “Yo quería huir de la casa de mis padres, por eso me casé. Me hacía ilusión celebrar la boda. Pero él no la celebró. Recuerdo que las primeras noches él se sentía muy feliz practicando el sexo, pero yo solo tenía miedo. Si volviera a nacer me casaría a esta edad, después de los 30. Así podría encontrar a un hombre que de verdad me amase”.
Stephanie Willman, fundadora en Rabat de la ONG Mobilising For Rights Associates, cree que existe un vínculo muy claro entre el casamiento de menores y el artículo 490 del Código Penal que castiga las relaciones fuera del matrimonio. “Seguirán fomentándose los casamientos de menores desde el momento en que la única elección para una chica que practica sexo sin estar casada sea la cárcel o el matrimonio”.
Iauguiha Mohamed arriesga su vida cada día como jefa de un equipo que limpia de artefactos explosivos la zona del muro levantado por Marruecos en los territorios saharauis liberados. Hay millones
— Leer en elpais.com/elpais/2018/05/08/planeta_futuro/1525770637_271824.html
Marruecos condena a cadena perpetua a ocho de los saharauis de Gdeim Izik
El Tribunal de Apelación de la localidad marroquí de Salé ha condenado a los presos saharauis de Gdeim Izik a penas que van desde los dos años de cárcel a la condena perpetua.
La Justicia de Marruecos ha sentenciado duras penas de prisión para los activistas saharauis que participaron en el campamento de la dignidad Gdeim Izik en 2010. Concretamente, el tribunal marroquí ha dictado ocho condenas perpetuas, tres penas de 30 años, cinco de 25 años, tres de 20 años y la revisión de otras, en ausencia de los acusados.
El campamento de Gdeim Izik nació en 2010 cuando más de 20.000 saharauis residentes en los territorios ocupados por Marruecos plantaron sus haimas y tiendas a 15 kilómetros de El Aaiún para protestar contra la discriminación que sufre la población saharaui en su propio territorio. La Policía de Marruecos asaltó el campamento violentamente y según por la versión oficial, por la que han sido condenados los activistas, fallecieron 11 policías de Marruecos.
Takbar Haddi ha sido hospitalizada de nuevo por vomitar sangre. Simpatizantes de la causa de Haddi continuarán su huelga de hambre en una iniciativa que comienza en Sevilla la líder de Podemos en Andalucía Teresa Rodríguez.
LAS PALMAS GRAN CANARIA.- La mujer saharaui Takbar Haddi ha suspendido este viernes la huelga de hambre que mantenía desde hace 36 días ante el Consulado de Marruecos en Las Palmas de Gran Canaria, tras haber sido hospitalizada de nuevo por vomitar sangre, ha informado la Plataforma de Apoyo al Pueblo Saharaui.
No obstante, miembros de distintas organizaciones prosaharauis y simpatizantes de la causa de Haddi continuarán su huelga de hambre, por turnos de 24 horas, en una iniciativa que hoy mismo comienza en Sevilla la líder de Podemos en Andalucía Teresa Rodríguez.
Esta mujer saharaui, residente en Tenerife, se ha pasado un mes acampada ante el Consulado de Marruecos para exigir que le entreguen el cadáver de su hijo, que murió apuñalado en febrero en El Aaiún, y que se investiguen tanto las circunstancias del crimen como si la sanidad marroquí le prestó la atención adecuada.
Teresa Rodríguez ha confirmado en conversación telefónica durante una rueda de prensa en la capital grancanaria que se une a la huelga de hambre en apoyo a la reclamación de Haddi «para que su lucha no caiga en saco roto» y «para que se haga justicia tanto para ella como para los habitantes del Sahara».
A su juicio, «el conflicto del Sahara no puede ser un recuerdo» y es necesaria la intervención de la ONU para darle una salida, en un escenario en el que «España no puede eludir su responsabilidad».
La portavoz de la Plataforma de Apoyo al Pueblo Saharaui, Sara Mesa, ha indicado hoy que numerosas personas han manifestado su disposición a continuar con el ayuno de 24 horas en apoyo a la causa de Haddi y que cada jornada se anunciará en la página de Facebook de apoyo a la huelga de hambre de Takbar Haddi.
El campamento que Haddi ha mantenido durante todos estos días delante del Consulado de Marruecos en Las Palmas seguirá a pesar de su ausencia, con la intención de que vuelva cuando sea posible.
Además, mañana está prevista una manifestación desde la zona de playa Chica de la playa de Las Canteras hasta el consulado marroquí.
Cuando comenzó la protesta de Haddi, el Consulado Marroquí aclaró que las autoridades de su país habían ofrecido a la familia hacerse cargo del cuerpo del joven, pero estos lo rechazaron.
La propia Takbar Haddi ha confirmado a la prensa que así fue, pero también ha precisado que declinaron el ofrecimiento porque, a cambio, les exigían renunciar a la autopsia.
Amnistía Internacional denuncia 173 casos de tortura en Marruecos
Amnistía Internacional presentó este martes en Rabat un informe de 124 páginas en el que denuncia 173 casos de torturas y malos tratos cometidos en los últimos cuatro años en Marruecos. La ONG basa su trabajo en una investigación efectuada entre 2013 y 2014 en 17 lugares del país y en el Sáhara Occidental. El Gobierno marroquí, a través del secretario general de la Delegación Interministerial de Derechos Humanos, Abderrazak Ruwan, replicó al informe en una conferencia de prensa donde acusó a Amnistía Internacional de haber efectuado una investigación “parcial”, con la “voluntad manifiesta de denigrar” a Marruecos y sin tener en cuenta la “verdadera medida de los avances” efectuados en los últimos años en materia de derechos humanos.
El informe, titulado La sombra de la impunidad: Tortura en Marruecos y Sáhara Occidental, habla de “palizas, posturas en tensión, asfixia, simulación de ahogamiento, violencia psicológica y sexual”, cometidas para acallar las voces disidentes, “tribunales que hacen la vista gorda ante las denuncias”, informes médicos que se practican “cuando las señales físicas han desaparecido” y de “jueces que procesan a las víctimas que denuncian torturas, en lugar de a los torturadores”.
Los responsables de la ONG creen que todas las promesas hechas por el régimen a raíz de las protestas de 2011, en plena primavera árabe, incluso la nueva Constitución que se creó a raíz de aquellas protestas, donde se prohíbe expresamente la tortura en su artículo 22, son hoy solo un mero deseo de intenciones. El propio rey, Mohamed VI, ha expresado más de una vez su intención de luchar contra la tortura. Pero “el verdadero cambio requiere algo más que un compromiso sobre el papel”, señala el documento.
Amnistía cita en el texto una declaración Mohamed Ali Saidi, de 27 años, quien fue detenido por la policía tras unas manifestaciones celebradas en mayo de 2013 en El Aaiún, Sáhara Occidental: “Amenazaron con violarme con una botella; me pusieron la botella delante. Era una botella de Pom’s [popular refresco marroquí]. Me azotaron con cuerdas en las plantas de los pies estando colgado en la postura del pollo asado, y también nos metían los pies en agua helada […] Colgado en la postura del pollo asado me introdujeron una toalla en la boca y me echaron agua en la nariz para que me atragantara. Luego me echaron orines. Me dejaron en ropa interior, y me azotaron los muslos con cinturones”.
El secretario general de Amnistía, Shalil Shetty, subraya que Marruecos se encuentra en una encrucijada: “Puede tomar el camino de tener un sistema de justicia lo suficientemente sólido como enfrentarse a los responsables de abusos contra los derechos humanos o el de protegerlos. El Gobierno habla de reformas, pero las autoridades parecen más interesadas en hacer cumplir la legislación contra la calumnia que las leyes contra la tortura”.
Por su parte, el secretario general de la Delegación Interministerial de Derechos Humanos, Abderrazak Ruwan, acusó a Amnistía Internacional de haber hecho un trabajo basado en ideas preconcebidas y sin respetar la colaboración “de buena fe” que el Gobierno ofreció desde el primer momento. Ruwan señaló que Amnistía solo consultó a las autoridades sobre 73 casos que afectan a 60 personas, mientras que en el informe aparecen 173 casos documentados.
Ruwan acudió a la conferencia de prensa acompañado de la jueza y miembro de la delegación de Interior, Muna Mzuri, quien aseguró que en 2014 se abrieron cinco diligencias judiciales contra agentes de las fuerzas de seguridad acusados de cometer tortura y se ordenaron 63 peritajes médicos por denuncias de malos tratos.
“Me ponían ropa empapada con la ventana abierta en pleno invierno”
Con tan solo 24 años, Lafkier Kaziza es un activista saharaui que vino a España en 2012 para curarse el brazo derecho al quedarle totalmente inutilizado a causa de las “brutales palizas” recibidas por parte de la policía marroquí. Hoy reside en Málaga, donde se encuentra estudiando la ESO. “Estoy en España para formarme pero tengo que volver al Sáhara para seguir mi tarea como activista”, aclara.
¿Cuándo empezaron tus actividades de protesta?
Mi lucha en esta causa comenzó en el año 2005, con tan solo catorce años. Formamos un grupo de jóvenes en mi instituto con el fin de organizarnos para hacer manifestaciones y actividades que nos permitieran creer en una sola idea, que nuestra tierra algún día podría ser de nuevo nuestra. En la región del Aaiún, una de las más importantes del Sáhara con casi doscientos mil habitantes, dentro de nuestro instituto, que se llamaba el Aaiún Tres, comenzamos a manifestarnos dos veces al día. A mi madre le llegó una carta del director del colegio para que fuera a verlo. Mi madre se presentó en la sala del director y le dijeron que llevaba muy mal camino porque me estaba metiendo en muchas historias de resistencia política. Mi madre dijo que no lo volvería hacer pero yo y muchos de mis compañeros continuamos con las manifestaciones día tras día. Esto provocó que a las pocas semanas el director me expulsara definitivamente y que me prohibiera la entrada. Querían quitarme de en medio.
¿Cómo continúo tu lucha a partir de entonces?
Cuando me echaron del colegio junto a varios compañeros ya tuve mis primeros encuentros con la policía. Al no estar ya en el colegio te podían coger cualquier mañana delante de una pancarta. Te pegaban una paliza y luego te dejaban en el mismo lugar. Eso era al principio. En el año 2008 estuve un tiempo cuidando los camellos y las cabras que tenía mi familia en la zona del desierto y no retomé el activismo hasta 2010 cuando los grupos de jóvenes a favor de la autodeterminación del Sáhara comenzamos a montar jaimas a las afueras de El Aaiún hasta que logramos crear el famoso ‘Campamento de la Dignidad’.
¿Qué recuerdas del ‘Campamento Dignidad’?
Durante 28 días estuvimos viviendo en este campamento con una organización muy cerrada para que no cometiéramos fallos si venía a atacarlo la policía marroquí. Hoy recuerdo aquellos días de lucha con mucha nostalgia. Algunos de mis compañeros fueron apresados y tienen actualmente cadena perpetua.
¿Cómo describirías aquel día que la policía llegó al campamento?
Casi al cumplir un mes de resistencia en este campo, llegaron muchos todoterrenos de la policía. Recuerdo perfectamente la fecha, el 8 de noviembre de 2010 a las seis menos veinte de la tarde. También llegaron helicópteros que nos exigían que dejáramos el campamento inmediatamente para volver a la ciudad. La policía vino con muchas armas. Nosotros trasladamos rápidamente a los niños y mujeres que estaban en las jaimas hasta la ciudad y nos quedamos resistiendo aquella noche. Solo teníamos piedras para defendernos.
¿Fuiste apresado por la policía en aquella ocasión?
No recuerdo muy bien lo sucedido. Lo que sí tengo grabado es el momento en el que un policía vino hasta mí y empezó a golpear mi brazo derecho con la culata de un fusil. Fueron tan fuertes los golpes que llegó hasta el hueso y hoy, a mis 24 años, tengo este brazo inutilizado. Tras la fuerte paliza perdí el conocimiento y me llevaron directamente a un orfanato que improvisaron como prisión. Allí me esperaba otro grupo de tortura. Había tal cantidad de presos en la Cárcel Negra de El Aaiún, más de 200, que ya no cabían más detenidos.
¿Sufriste de nuevo tortura en aquel orfanato?
No pararon de torturarme en ningún momento a pesar de lo mal que veían con el brazo. Aquella pesadilla duró casi un mes. La tortura la provocaban de muchas formas. Me quitaron mi ropa y me pusieron una nueva empapada de agua dejándome la ventana abierta en pleno invierno, me soltaban los perros, me colgaban para que me mantuviera con cuerdas de pie, sin descanso. En aquellas durísimas condiciones mi brazo se hinchaba cada vez más y después de casi un mes allí en prisión, me soltaron sin darme ningún papel.
¿Cómo pudiste recuperarte de aquellas secuelas?
Me dejaron en la puerta de mi casa desmayado para que no reconociera a ninguno de los agentes. Mi madre al verme me llevó corriendo al hospital, pero nadie nos atendía. No querían tener problemas sabiendo que yo era un activista y mi madre tuvo que atenderme en casa durante seis meses con remedios naturales para que mejorara mi salud. Aun así solo he logrado mover un poco la mano, no puedo coger nada y el brazo lo tengo totalmente inutilizado.
¿Seguiste vigilado por la policía marroquí esos meses?
Una de aquellas mañanas, cuando me levantaba bien temprano para salir a la calle a buscar desayuno para mi familia vi cómo dos coches me seguían. Estaban esperando a que saliera. Cuando terminé de comprar en la tienda, había dos coches delante de mí y otros dos más. Vinieron directamente hacia mí para cogerme. Estaban encapuchados. Solo les veía los ojos. Me llevaron directamente a la comisaría donde nos esperaba un policía para interrogarnos. En aquella ocasión llevaron al interrogatorio a mí y a un amigo mío, ya que aquella madrugada habíamos colgado una bandera del RASD, en el colegio donde nosotros estudiábamos.
¿Qué ocurrió en la comisaría?
Me sentaron frente al jefe de policía diciéndome que solo querían advertirme. Me dijeron que me buscaban trabajo en Europa, una casa. Me ofrecieron Londres, Estados Unidos, España, donde yo quisiera. Me negué en rotundo porque solo querían quitarme de en medio, a mí y a mi amigo. A los pocos minutos vinieron cuatro hombres enormes con palos de manera a la sala. Me dieron en el brazo izquierdo y me colgaron por el brazo derecho. Me quitaron la ropa y continuaron pegándome en la cabeza, en las piernas, en la espalda, me torturaron con descargas de electricidad. Cuando llegué, los remedios naturales de mi madre ya no servían y fue gracias al contacto de nuestro grupo con la juventud de Izquierda Unida de España que se encontraba en el Aiun, que puede iniciar un tratamiento. Me dijeron que me tenía que trasladar a España para curarme porque sino no iba a salir de esa.
¿Cómo fue tu llegada a España?
Me trasladé, gracias a la ayuda de IU, a Madrid donde empiezo mi recuperación en 2012, pero yo necesitaba hacer algo para defender la dignidad de los presos saharauis que estaban siendo torturados en las cárceles. Decidí irme a las puertas de la embajada marroquí en Madrid y estuve 18 días en huelga de hambre. Vinieron actores españoles, parlamentarios a los les expliqué todo lo que estaba pasando a los presos por parte de policía marroquí. A raíz de aquello me invitaron al Parlamento en España para explicar la situación que vivían los que defendían la libertad del Sáhara. Me escucharon algunos diputados que hablaron sobre este tema en la Cámara, aunque yo no pude hablar porque no era posible.
¿Cómo continúo tu vida en España?
Tras mi visita al Parlamento, estaba mucho más recuperado y empecé a dar charlas y conferencias por toda España, donde también quiero continuar mi lucha. Hay que dar muchos pasos para que se busque a los culpables de lo que está pasando en nuestra tierra. Tras pasar los primeros meses en España, me trasladé a Andalucía y ahora vivo en Málaga, donde me encuentro estudiando la ESO. Mi brazo se ha recuperado bastante, me ha vuelto a crecer algo de vello y gracias a los médicos ya ha podido recuperar parte de su tamaño original. No esta tan pequeño, aunque no puedo usarlo para nada.